Al lio con el proyecto de intervención.
La semana pasada, mi trabajo en el programa Ocell de Foc se enfocó en diseñar, estructurar y empezar las actividades y materiales que formarán parte del proyecto de intervención. Tras tener claro el concepto general y haberlo hablado con Xavi y Natalia, creí que tenía una base firme para empezar a darle forma al proyecto.
Lo primero que hice fue examinar toda la información recogida en las entrevistas, conversaciones y observaciones. Si quería que la intervención fuera verdaderamente beneficiosa, pensé que tenía que crear herramientas visuales, simples y al alcance de todos, porque muchos de los jóvenes requieren apoyo más específico para organizarse, comprender mejor sus emociones y planificar su búsqueda de empleo. A partir de esto, comencé a elaborar distintos materiales. Por ejemplo, elaboré una hoja para registrar las entrevistas, pensada para apuntar con claridad las metas de cada joven, las dificultades que exponente los progresos que alcanzan. Elaboré además, un diario emocional con un formato sencillo, para que puedan escribir la emoción que sienten, la intensidad, que técnicas de relajación se han utilizado y el resultado. Consideré importante realizar algunos trípticos con técnicas de relajación para que tengan a su disposición estrategias útiles que puedan aplicar en cualquier momento o en su casa, en los momentos de estrés o ansiedad.
En cuanto al ámbito laboral, elaboré una guía paso a paso para como se hace una búsqueda de empleo, como crear una cuenta, como inscribirse a ofertas, etc. y distintas plantillas de cómo crear un currículo vitae o una carta de presentación clara y adaptada a cada perfil. La idea era que los jóvenes tuvieran la posibilidad de utilizar estos recursos, tanto en las sesiones como en sus casas, promoviendo de esta manera su autonomía y responsabilidad durante el proceso.
A medida que elaboraba los materiales, recordé la recomendación de trabajar con una metodología mixta que combianara lo cualitativo y lo cuantitativo. Por eso, reflexioné sobre cómo cada herramienta podría ayudarme a analizar el progreso: el test de bienestar ofrecerá información medible y objetiva, mientras el diario emocional o el registro permitirá recoger aspectos más personales y subjetivos.Al mismo tiempo, seguí reflexionando sobre algo que ya había observado desde el principio, muchos jóvenes no asisten a algunas sesiones debido a su propio malestar emocional. Esto me hizo ser consciente de que el proyecto debe ser flexible, adaptable y sin ningún tipo de presión. Por lo tanto, organice actividades que se puedan reanudar de manera sencilla si un joven no asiste durante una semana, para que nadie se quede atrás.
Todo este proceso me está ayudando a fortalecer mis habilidades como orientadora. Estoy aprendiendo a convertir las necesidades identificadas en herramientas concretas y a pensar siempre en la utilidad real de lo que diseño. Además, valoro muchísimo el acompañamiento y la orientación que he tenido de los profesionales, que me han ido dando ideas y me han recordado la importancia de centrarse en lo esencial: que cada joven se sienta acompañado, escuchado y comprendido.
Ahora empezaré una etapa que me hace muchísima ilusión, poner en práctica el proyecto , acompañar a los jóvenes y observar cómo funcionan en la práctica todos los materiales que he diseñado. Tengo muchas ganas de ver cómo reaccionan, qué actividades les son más útiles y qué elementos requieren mejoras o ajustarse a medida que vayamos avanzando.


Este es un espacio de trabajo personal de un/a estudiante de la Universitat Oberta de Catalunya. Cualquier contenido publicado en este espacio es responsabilidad de su autor/a.