TALLER HABILIDADES EMOCIONALES

La semana pasada, martes 18 de noviembre fui a un taller dirigido a tres grupos de Bachillerato, centrado en las habilidades emocionales, aunque con un enfoque más centrado en la ansiedad y la angustia, tal como nos habían pedido desde el centro. El objetivo era ofrecerles un espacio práctico y dinámico donde pudieran experimentar en primera persona cómo se manifiestan estas emociones y reflexionar sobre ellas.

Para realizar el taller utilizamos una presentación en PowerPoint como guía, que nos ayudó a marcar el ritmo y a introducir las diferentes actividades. Aun así, la mayor parte del taller fue práctica e interactiva, ya que queríamos que los estudiantes se implicaran y no quedara solo en una explicación teórica.

Una de las actividades principales consistió en que cada grupo debía crear una historia en tan solo ocho minutos. Sin embargo, durante este tiempo fuimos introduciendo pequeños cambios para generar incomodidad y presión, con la intención de que vivieran situaciones similares a las que pueden provocar ansiedad. Por ejemplo, en un momento dado movimos a un estudiante de un grupo a otro; en otro, pedimos a una persona del equipo que se girara y dejara de participar. Al finalizar, abrimos un espacio de reflexión y debate donde les preguntamos cómo se habían sentido, qué dificultades habían notado y cómo habían gestionado esos cambios inesperados. Fue interesante observar cómo muchos de ellos reconocían sensaciones de estrés, desconcierto o frustración, y cómo verbalizaban lo que normalmente no identifican en su día a día académico.

Mi papel en el taller fue más bien de observadora activa y apoyo a mi compañera. Era un grupo bastante numeroso, unos 35 alumnos y eso complicó un poco la dinámica, especialmente porque tendían a distraerse o a hablar entre ellos con facilidad. Aun así, dentro de las limitaciones, la sesión salió como esperábamos. Fuimos un poco justas de tiempo, pero conseguimos llevar a cabo las actividades principales y generar espacios de reflexión, que era el objetivo central.

En general, valoro la experiencia como positiva: el grupo respondió, participaron y se mostraron receptivos. Además, para mí fue una oportunidad para observar de primera mano cómo reaccionan los adolescentes ante situaciones de presión y cómo se expresan emocionalmente cuando se les ofrece un entorno seguro para hacerlo.

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